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LA SUPRARRACIONALIDAD EN EL FENÓMENO
OVNI
"Como ya lo advirtiera Jung: "el fenómeno no se deja
atrapar". Y , en verdad, ningún caso ha proporcionado hasta ahora
evidencias irrefutables, capaces de convencer a cualquiera,
eludiendo siempre los métodos científicos
habituales"
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"La visión del
mundo de estos hipotéticos seres superiores muy poco en común
tendría tal vez con la nuestra, y hasta puede dudarse de si las
leyes lógicas que nosotros acatamos conservarían algún valor para
ellos"
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Oscar Adolfo
Uriondo
"Creo que somos
bienes inmuebles, accesorios, ganado. Pienso que pertenecemos a
algo..." Charles Hoyt
Fort
La evasividad: una
clave Al cabo de cincuenta años de indagaciones
escasamente fructíferas, la evasividad aparece como una característica
relevante del fenómeno OVNI. Nos referimos tanto a la evasividad
conceptual, esto es, a la imposibilidad de alcanzar respuestas
incontestables, absolutas y definitivas al enigma planteado por las
apariciones de objetos aéreos anómalos; cuanto a lo que calificaríamos de
evasividad fáctica. Por esta última entendemos el comportamiento evasivo
del fenómeno, que se manifiesta en las experiencias individuales de los
testigos. Recordemos sino las frecuentes persecuciones de OVNIs por
aeronaves militares, algunos de tales casos son ya verdaderos clásicos en
la ufología mundial. Y también la actitud huidiza que tienen siempre las
misteriosas entidades humanoides vinculadas al fenómeno. Esta postura
elusiva aparece como constante del fenómeno y puede constituir una clave
de importancia, una señal que nos impone cautela a la instancia de
elaborar hipótesis sobre la naturaleza intrínseca del mismo. Repárese
en que hasta ahora ninguno de los intentos explicativos sugeridos resultan
satisfactorios ni contemplan la totalidad de los datos conocidos. Algunos
son decididamente mutilantes (como "un lecho de Procusto"), y todos ellos,
sin excepción, pecan de notoria parcialidad al omitir aspectos de la
fenomenología que no se adecuan a su particular esquema de explicación.
Como ya lo advirtiera Jung: "el fenómeno no se deja atrapar". Y , en
verdad, ningún caso ha proporcionado hasta ahora evidencias irrefutables,
capaces de convencer a cualquiera, eludiendo siempre los métodos
científicos habituales. Tal frustrante situación, este "síndrome
elusivo generalizado" sugiere una impotencia radical de aprehensión
intelectual, una notoria incapacidad para entender la esencia del
fenómeno. Por todo lo expuesto, nos planteamos, a modo de ensayo
tentativo , la formulación de lo que definiríamos como una hipótesis
suprarracional del fenómeno OVNI. Se trata de una exploración especulativa
acerca de la posibilidad de que un pensamiento superior al humano, muy por
encima de nuestra inteligencia, constituya la fuente y guía de estas
sorprendentes anomalías.
El pensamiento
suprahumano La
existencia de un pensamiento no humano es actualmente reconocido por la
ciencia: hablamos de la psicología animal, exhaustivamente estudiada en
este tiempo por etólogos y objetivistas. En otro ámbito, los
investigadores científicos dedicados a la Exobiología -la búsqueda de vida
inteligente en el Universo- han especulado acerca de la presencia de
civilizaciones extraterrestres y sus eventuales medios de
intercomunicación. Sin embargo, en ningún caso la ciencia actual se ha
planteado siquiera como posibilidad la existencia de un plano intelectual
superior, ni ha sopesado las consecuencias que de tal hecho necesariamente
pudieran derivarse. Bien expresaba Aime Michel :
"Desde los tiempos más
remotos de la humanidad, siempre ha existido en el hombre una particular
actitud mental en lo que concierne a la existencia de un pensamiento
supuestamente superior al suyo: me refiero a la actitud religiosa. Hasta
hoy, el pensamiento humano únicamente ha visto en un contexto religioso
una categoría de pensamiento que lo trascendiese, o sea superhumano".
*
Pero ¿cómo sería ese pensar
suprahumano? Ignoramos por completo las posibles cualidades de una
inteligencia tal. Tan sólo podemos esbozar conjeturas. Sin duda que muchos
aspectos de ese pensamiento excederían a nuestra capacidad de
entendimiento; podríamos develar sí, lo que estuviera situado a nuestro
propio nivel intelectual; todo lo demás evadiría la comprensión humana.
Aparecería siempre como incomprensible y absurdo, como una flagrante
transgresión a lo que consideramos racional. La visión del mundo de
estos hipotéticos seres superiores muy poco en común tendría tal vez con
la nuestra, y hasta puede dudarse de si las leyes lógicas que nosotros
acatamos conservarían algún valor para ellos Una inteligencia más vasta
poseería conocimientos incomparablemente más extensos y profundos que los
alcanzados hoy por la humanidad. Nos preguntamos: ¿realmente el
fenómeno OVNI surgirá de una matriz suprarracional como la que hemos
expuesto? Muchas de sus manifestaciones en verdad coinciden con las que
caracterizarían a un pensamiento de plano superior. Su evasividad
constante a través de las décadas, sus aspectos a menudo contradictorios e
ilógicos, -hasta oníricos, como son por ejemplos los episodios de
abducción- que han merecido el comentario de Michel calificando el
fenómeno como "un festival del absurdo", sugieren fuertemente que
enfrentamos hechos que no pueden ser aprehendidos totalmente por la razón
de nivel humano y que las categorías conceptuales ordinarias no son
adecuadas para captarlo.
Interacción y
manipulación A través
de los tiempos, o al menos desde el inicio mismo de su historia
contemporánea, el fenómeno OVNI no ha permanecido neutral ni indiferente
respecto a la especie humana. Por el contrario, todo indica que mantiene
un interés activo expresado en una constante interacción, por una notoria
intrusión en el ambiente humano, incidiendo sobre el quehacer y el
pensamiento de los hombres. En verdad, analizando la fenomenología
OVNI, aparecen claros indicios de que, desde una matriz o medio
suprarracional se generan acciones deliberadas sobre la mente humana, en
sus diversos niveles estructurales ya sean conscientes, subliminales o
inconscientes. Como subproductos de esta interacción se producen dos
clases de efectos: ostensibles y crípticos u ocultos. Efectos
ostensibles son aquellos que pueden ser percibidos conscientemente por los
testigos, como objetos y fenómenos de elevada extrañeza -los evaluados
como "desconocidos"- cuyas características son de tal anomalía que eluden
toda inclusión en las categorías de identificación convencionales. Se
trata de avistamientos que muy a menudo aparecen como alógicos y absurdos
(casos como Kelly-Hopkinsville, Monte Maíz, Cisco Grove son claros
ejemplos); miméticos y proteiformes, y que además se muestran "anómicos",
es decir que no se someten a una normativa legal que pueda surgir del
análisis científico. Y no puede omitirse la mención de los llamados
efectos físicos que muchas veces acompañan a la aparición de los
fenómenos, tales como huellas , transtornos fisiológicos, alteraciones
electromagnéticas, ecos inexplicables en los radares, etc. Como efectos
crípticos definimos, en cambio, los que accionan en planos más profundos
de la psiquis, no conscientes, y que, por tanto, pasan inadvertidos para
los seres humanos, que no pueden reaccionar ante tales estímulos
encubiertos. Citemos a modo de ejemplo: las proyecciones de contenidos y
hormas del inconsciente, movilizando arquetipos (según la doctrina de
Jung); o la generación de mitos tecnológicos y religiosos (dadas su
ambigüedad y complejidad extrema el fenómeno es claramente mitogénico); o
la producción de estados alterados de conciencia en los testigos,
produciendo así una vía liberada para la irrupción de estímulos exógenos
de todo tipo. Notemos que esta clase de interacción se da fundamentalmente
en los casos de encuentros próximos; al respecto nos dice el Dr. Pierre
Guerin, astrofísico francés: "De esta manera los testigos estarían
sugestionados por el OVNI cercano para "ver" detalles ilusorios, lo que
libraría los datos contenidos en su inconsciente y terminaría por
conferirle al sueño de ojos abiertos su estructura definitiva...". Lo
arriba enunciado, nos sugiere la existencia de una manipulación manifiesta
por parte del fenómeno. Se patentiza, por ejemplo, en la visión de
aeroformas que anticipan la evolución tecnológica de la humanidad (el
extraño airship de 1896-7, en EE.UU; los cohetes fantasmas de 1946, en
Escandinavia; los platos voladores de 1947, en EE.UU y Canadá); también
por imágenes que parecen extraídas de la literatura de ciencia-fición
(Metheus); o la aparente elección selectiva de los testigos que lleva a
cabo el fenómeno, controlando las circunstancias de tiempo y lugar en las
que ocurrirá la aparición del mismo; y las reiteradas fases de exhibición
y evasión que caracterizan el comportamiento de los OVNIs. La
manipulación ocurre de manera subrepticia y se asemejaría a una especie de
mecanismo de control (Vallee),a una mano invisible que actúa sobre los
seres humanos a nivel subliminal e inconsciente, una programación
destinada quizás a condicionar su sistema de creencias y elevar su
conciencia hacia niveles superiores de sabiduría cósmica -si adoptamos una
visión optimista-, o bien para otros designios más oscuros e
indescifrables. Pareciera darse aquí permanentemente un engaño
deliberado. El fenómeno introduce así elementos distractivos, que agregan
confusión, suministrando información falsa y "ruido", y adoptando
camouflajes que ocultan su verdadera fisonomía El investigador español
Ignacio Darnaude Rojas-Marcos ha calificado esta manipulación como un
verdadero montaje ufológico. Dice, al respecto: "el fenómeno OVNI es el
mayor teatro de la historia. Todo parece milimétricamente programado...";
y en verdad, para muchos casos -especialmente los que involucran a
testigos solitarios y aislados- se tiene la impresión de que se han creado
escenarios virtuales , donde el tiempo y el espacio parecen experimentar
alteraciones insólitas, cual si se tratara de un plan perfectamente
calculado. ¿Cuál podría ser el propósito de todo ese complejo ejercicio
de manipulación que sobre los seres humanos realiza el fenómeno OVNI?
¿Pero, es en realidad razonable atribuir a seres cuya eventual naturaleza
se hallaría mas allá de lo imaginable, motivaciones propias del
humano? No obstante esa posible limitación, algunos autores han
arriesgado formular especulaciones acerca de los objetivos de la presencia
y actividad OVNI en nuestro escenario planetario. La absurdidad que
aparece de modo frecuente en la fenomenología ufológica, constituye una
señal de relevancia que no puede soslayarse en el análisis del enigma. Lo
absurdo es, por principio, aquello que escapa a ciertas reglas o normas de
orden lógico. Esta curiosa faceta hace recordar irresistiblemente a las
experiencias Koan del budismo Zen. El Koan reviste la forma de una
pregunta sin respuesta racional ni lógica., cuyo finalidad es acceder a
una "iluminación" o satori; o sea a un nivel de comprensión más elevada.
Como señala el autor inglés David Tansley:
"En lugar del monje
solitario, rumiando sus meditaciones y dándole vueltas y vueltas a su
koan, es la humanidad quien se enfrenta a un koan cósmico en forma de
objetos voladores no identificados. Es como si una inmensa inteligencia
nos preguntara: ¿Qué es un OVNI?..."
Sin embargo, aunque admitamos
que lo absurdo sea el denominador común, compartido por OVNIs y Koans,
ello no garantiza que en ambos casos exista la misma finalidad. Sólo
subrraya una similitud que bien pudiera ser fortuita y ocasional. Desde
otra perspectiva, se ha conjeturado que la presunta Inteligencia superior
que controlaría las manifestaciones de fenómenos anómalos, manipula a los
seres humanos, como si se tratara de un experimento. Michel así lo
sugiere, comparando tal situación con lo que ocurre a las ratas cuyo
comportamiento es estudiado por los científicos en un laberinto. Las
reacciones de las ratas, sometidas a distintos estímulos son en todo
momento perfectamente controladas por el científico que ha construido el
laberinto y que puede modificar dichas condiciones a voluntad. Es esta
una idea inquietante; admitir que nosotros, los orgullosos Homo sapiens
-los Reyes de la Creación- somos tan sólo ratas extraviadas en un tortuoso
laberinto, observados por una clase de supercientíficos -asépticos, fríos
e indiferentes a nuestras emociones- conlleva un viraje de 180 grados en
nuestra cosmovisión y altera profundamente la estructura del saber
filosófico , científico y religioso de la humanidad. La idea de un
juego, también ha sido argumentada para dar cuenta de la peculiar
actividad del fenómeno OVNI en el medio ambiente humano. Incluso se ha
calificado a los hipotéticos seres ejecutores de esta interacción como
"bromistas cósmicos" (cosmic jockers). La raza humana se hallaría
involucrada como oponente, aun contra de su voluntad, en un enigmático
juego con un tipo superior de conciencia. La aplicación de una Teoría
de los Juegos como aproximación al fenómeno es una las posibles
herramientas conceptuales barajadas para dilucidar el significado y la
naturaleza de la actividad OVNI. Recordemos que la denominada Teoría
de Los Juegos es una rama de la matemática aplicada, diseñada para
analizar ciertas situaciones en las cuales se da una interacción entre
partidos que poseen intereses similares, opuestos o mixtos. En un típico
juego, los jugadores, cada uno de los cuales tienen sus propias metas,
tratan de superar al adversario anticipando sus decisiones. Aparecen,
sin embargo, serias objeciones a la implementación de una disciplina
matemática como la mencionada. ¿Cómo participar en un juego obscuro y
equívoco, en el cual el oponente desconocido puede modificar en cualquier
momento y de manera discrecional las reglas de la contienda? Estamos ante
un conflicto de extremada desigualdad. Si en verdad existe un inimaginable
desnivel intelectual entre los participantes -humanos y OVNIs- el concepto
de juego cesa y queda reemplazado por una manipulación caprichosa e
inescrutable.
A modo de reflexión
final Todo lo hasta
aquí expuesto -reiteramos una vez más- es sólo un ejercicio especulativo,
un pensar en voz alta, mediante el cual planteamos la posibilidad de que
la anomalía OVNI pudiera representar la exteriorización de una estructura
psíquica superior, de origen desconocido. Si éste fuera realmente el
caso, nos arriesgaríamos caer en la tentación de sacralizar a los OVNIS
como un auténtico misterio, con el significado más profundo que tal
concepto posee; como aquello que es ininteligible, incomprensible, "opaco
a la razón". Creo porque es absurdo sintetiza la esencia del misterio; no
sólo está más allá de toda vía racional, sino que es radicalmente
incognoscible. Ante tan complejo y desalentador panorama, ¿cuál son las
perspectivas futuras para la investigación ufológica? Creemos que a
pesar de sus notorias limitaciones, el pensamiento humano se halla en
condiciones de poder aplicarse al estudio del fenómeno y es capaz de
obtener respuestas por lo menos modestas y parcializadas. Porque no es en
modo alguno seguro que la Inteligencia Suprarracional, cuya existencia
conjeturamos, posea necesariamente los atributos de poder que de habitual
se atribuyen a los dioses: infalibilidad y control sobre nuestra voluntad
y nuestro discernimiento. Al contrario, es concebible que por momentos
muestre falencias y descuidos en su enigmática actividad, Ellas abrirían
un flanco vulnerable y darían la oportunidad a la investigación ufológica
para acceder al núcleo oculto y enmascarado del fenómeno. Por añadidura,
una modificación ampliatoria de los actuales paradigmas científicos y
epistemológicos, como ya se está esbozando en la física contemporánea, sin
duda contribuiría en el avance hacia una mejor comprensión y explicación
del tema OVNI. Y en última instancia, aún con el peor de los escenarios
eventuales, la tarea de los ufólogos no sería inútil: registrando con la
mayor prolijidad posible la información sobre el fenómeno, podría
conservarla para el futuro, al igual que los pacientes copistas medievales
preservaron la cultura greco-latina para las generaciones posteriores.
Dado que el estudio del fenómeno OVNI plantea problemas metodológicos
de ardua dilucidación, se impone aquí un abordaje multidisciplinario, con
mayor rigor en la investigación de campo, complementada por el aporte de
disciplinas científicas auxiliares, que implementan metodos
físico-naturales para el análisis de los efectos físicos de los OVNIs; y
de evaluaciones psicológicas, en la instancia de estudiar la personalidad
de los percipientes; y el uso de procedimientos forenses en la evaluación
de los casos. Todos estos instrumentos investigativos son igualmente
valiosos y deben ser implementados con miras a intentar descorrer, aunque
fuera de modo fragmentario e imperfecto, el velo que encubre la verdadera
esencia del fenómeno OVNI.
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